Narcisismo y arrogancia

En la vida y en los negocios, es muy importante tener autoconfianza y actitud, pero, ante todo, tenemos que ser humildes. Como expliqué en mi artículo “Tener poder nos daña”, el síndrome de Hubris refleja autoestima excesiva, desprecio por los demás y pérdida del sentido de la realidad.

Un estudio publicado en Sage Journals encontró que «el narcisismo se relaciona positivamente con el salario, el maquiavelismo se relaciona positivamente con la posición de liderazgo y la satisfacción profesional, y la psicopatía se relaciona negativamente con todos los resultados analizados». Por lo tanto, es probable encontrarse a estos especímenes en las empresas. ¿Cómo debemos interactuar con un jefe con estas características? Para lidiar con estas personas manipuladoras, hay que entenderlas. Las probabilidades de que jamás cambien son altas y nunca será fácil trabajar con ellas.

La mejor manera de tratar con una persona con exceso de confianza es que usted encuentre su propia sensación interna de seguridad. Cuando lo haga, nada que una persona demasiado confiada pueda decir o hacer lo socavará. Es posible que le puedan decir cosas desagradables, pero siempre puede dejar que se difuminen cuando se sienta seguro consigo mismo.

No deje que le afecte. Buda decía: “Quien te enfada te domina”. Los narcisistas prosperan cuando sienten que tienen poder sobre alguien. Lo molestarán y avergonzarán, pero no permita que se le metan debajo de la piel. Use la inteligencia emocional para administrar sus pensamientos y acciones. Y recuerde que cualquier comportamiento cruel deja mal al narcisista, no a usted.

Conozca su secreto. Las personas con exceso de confianza ocultan sus inseguridades dominando a los demás. Les resulta difícil admitir que están equivocadas y se aferran a una creencia, incluso cuando hay evidencia de que es incorrecta.

Aprenda a ser tolerante. Tal vez la impaciencia es su debilidad personal y la frustración es frecuente. Las personas con exceso de confianza son una gran oportunidad para aprender a ser paciente y para escuchar sin juzgar. Trate de tolerar a la persona y aprenda a comprender lo que la motiva. Piense en cómo respondería usted en la misma posición.

Mejore su asertividad, exprese su opinión de manera firme. La gente más segura de sí misma puede oler la duda a kilómetros de distancia, y cuando lo hagan, es probable que se abalancen. Entre santos, ande como un santo; pero entre lobos, ande como un lobo. La mejor manera de combatir a quienes piensan que tienen todas las respuestas es siendo contundente. No perderán su tiempo con quienes no pueden tumbar.

Cambie de tema, es otra gran herramienta para manejar a personas con exceso de confianza. Al cambiar la conversación, puede romper su dominio. Si intentan volver al tema anterior, señale cortésmente que todos ya han dado a conocer sus puntos de vista y vuelva a abordar otro tema nuevo.

Mantenga la distancia para evitar la confrontación. Si ha probado todas las técnicas en vano, aún puede disminuir el impacto de una persona arrogante. Manténgase alejado para que pueda mantener la cordura. Haga su mejor esfuerzo para estar fuera de su camino. Le dará tiempo a responder mejor.

Responda, no reaccione. Lo peor que puede hacer con un narcisista es destacar su mal comportamiento: se concentran en que les presten atención. En cambio, aprender a responder de manera afectiva lo mantiene en control de las opciones. Si siente que reacciona, aléjese y recupere el control.

No alimente a la bestia. Un jefe narcisista tiene una necesidad constante de ser admirado por los demás. Los narcisistas se rodean sólo de dos tipos de personas: los que adulan y los que se muerden la lengua. Cualquiera que no encaje en una de estas dos categorías será despedido o desterrado.

No otorgue poder a quienes no lo merecen. Su jefe narcisista posee cierto grado de poder en virtud de su posición, pero sabemos que no hay líderes sin seguidores. Niéguese a seguir a quienes no admira, a aquéllos en los que no confía y a los que mienten. Sólo haga su trabajo lo mejor que pueda con respeto, honor e integridad. Cuando lo haga, será visto como uno de los mejores.

Como decía Bertrand Russell: «El problema del mundo es que los inteligentes están llenos de dudas, mientras que los estúpidos están seguros de todo».