Es posible e incluso recomendable afrontar una conversación complicada. Se trata de no evitarla, de ser directo y franco, pero sobre todo de no olvidar la frase de Platón: “Sé amable, pues cada persona que encuentras está librando su propia batalla».
Evitar o retrasar una conversación difícil puede dañar sus relaciones y generar otros resultados negativos. Puede que no se sienta natural al principio, especialmente si teme la discordia, pero puede aprender a sumergirse en estas difíciles conversaciones reformulando sus pensamientos.
Comience desde la curiosidad y el respeto, y deje de preocuparse por ser querido. A menudo, los evasores de conflictos están preocupados por su simpatía, pero no siempre es lo más importante. Entre en la conversación con una actitud abierta y ganas de aprender. El respeto y la vulnerabilidad suelen producir más de lo mismo: respeto mutuo y vulnerabilidad compartida. Respete el punto de vista de la otra persona y espere que respeten el suyo.
Según Joel Garfinkle de Harvard Business Review, debemos concentrarnos en lo que estamos escuchando, no en lo que estamos diciendo. Las personas que evitan el conflicto pasan una gran cantidad de tiempo reformulando sus palabras. Las conversaciones difíciles rara vez van como estaba planeado. Así que quítese presión. Usted realmente no necesita hablar tanto durante una conversación difícil. Enfóquese en escuchar, reflexionar y observar. Por ejemplo, si un miembro de su equipo va retrasado en la entrega de un trabajo, acérquese a él haciendo preguntas neutrales y de apoyo: «Veo que el proyecto va con retraso. ¿Qué desafíos están surgiendo?”. Entonces escuche con interés y proactividad. Haga preguntas de seguimiento sin culpar.
Su atención y neutralidad animan a la gente a colaborar. Por cada mensaje que la otra persona transmita, retroceda para validar que usted lo entiende correctamente. Sea directo. Dirija las situaciones incómodas yendo al grano. Tenga una discusión franca y respetuosa donde ambas partes hablen francamente sobre los detalles del asunto. Hablar con la gente honestamente y con respeto crea relaciones gratificantes, incluso cuando las conversaciones son difíciles.
No posponga. ¿Con qué frecuencia reacciona al conflicto con «no quiero hablar de ello» o «no vale la pena discutir»? Si siempre se está prometiendo que lo hará la próxima vez, ahora es el momento. Abórdelo de inmediato. Ponga sus cartas sobre la mesa para que pueda resolver el problema y avanzar. Eso sí: dé tiempo para enfriar y planificar si es necesario.
Espere resultados positivos. En lugar de pensar: «esto va a ser un desastre», dígase: «esto nos traerá una mejor relación». Concéntrese en las ganancias a largo plazo. Cuando su atención se centra en los beneficios, cambia su proceso de pensamiento y su diálogo interno hacia un lugar más constructivo. Como resultado, usted se sentirá más cómodo acercándose al compañero de trabajo que constantemente se queja o al empleado que tiene bajo rendimiento.
No ignore las situaciones difíciles. Cuando se presente la oportunidad de proporcionar retroalimentación negativa no solicitada a un colega difícil o de dar una evaluación de desempeño no muy positiva, llénese de coraje para abordar el conflicto de frente.