Tal vez esté enfrentándose a una grave enfermedad o lidiando con un divorcio. Son situaciones increíblemente difíciles que nos pueden pasar a todos. Saber que está en buena compañía no es un consuelo si está luchando por estar a la altura de sus responsabilidades en el hogar y en la oficina. Si ha llegado al punto en que no puede hacer su trabajo, tal vez sea hora de pedir ayuda. Hay algunos consejos para desenvolverse cuando esté sufriendo una crisis personal:
Primero, haga un balance de los recursos que tiene dentro y fuera de la organización para ayudarlo. ¿Hay amigos o familiares que puedan ayudar? ¿Tiene miembros del equipo que puedan cubrir algunas de sus responsabilidades a corto plazo? Lo que necesita podría ser tan simple como dejar el trabajo temprano los viernes durante un mes. La clave es descubrir qué ayudará a aliviar la presión.
Considere cuán importante es la privacidad para usted. Antes de pedir ayuda, tenga en cuenta si se siente cómodo compartiendo. Hay razones para mantener su privacidad, especialmente sobre enfermedades que conllevan un estigma. La incertidumbre sobre su posición en la organización es otra razón para ser cauto. En algunos casos, puede ser peligroso divulgar su situación. Hay que evaluar los riesgos con preguntas como: ¿en qué tipo de cultura estoy? ¿Hay procedimientos formales para manejar esto? ¿Hay personas en mi unidad que puedan ser útiles? ¿Van a tratarme humanamente? ¿O necesito pensar cómo protegerme?
Si siente que es seguro compartir, es mejor hacerlo. Nos han alentado a mantener los límites entre lo privado y lo profesional, pero no siempre es eficaz. Cuando permite que sus compañeros descubran más sobre su vida personal, están más motivados para satisfacer sus necesidades. También puede dar permiso a sus colegas cercanos para compartir sus circunstancias con otros compañeros si es demasiado difícil para usted. Este tipo de divulgación indirecta puede abrir un espacio para que piensen en maneras de ayudarlo.
Establezca límites. Puede recurrir a colegas cercanos para las conversaciones más personales, pero la mayoría de la gente no quiere saber todos los detalles de la quimioterapia de sus padres. Quieren saber la información pertinente y cómo los afectará. Además, puede ser difícil responder muchas preguntas y repetir los detalles de una situación triste, así que no tema redirigir la conversación al trabajo si un compañero pregunta continuamente por los detalles.
Si sus compañeros no ofrecen ayuda, solicítela explícitamente: la forma en que lo haga influye mucho. La solicitud debe ser específica y conviene describir por qué es significativa para usted. A menudo suponemos que la importancia de una petición es obvia, pero rara vez lo es. Y como con cualquier solicitud que haga en el trabajo, dé un plazo. Por ejemplo: «Me encantaría contar con tu ayuda durante las próximas dos semanas mientras estoy fuera cuidando a mi madre».
También es una buena idea contarle a su jefe lo que está sucediendo si se siente cómodo haciéndolo. En la mayoría de los casos, es mejor hablar con su gerente cuando ya tenga alguna noción de cómo pretende manejar el problema. Tenga un plan tentativo describiendo el periodo que espera estar ausente o trabajando menos, los colegas que podrían interceder por usted y si ya ha discutido esa posibilidad con ellos. Después, solicite la opinión de su jefe.
Haga lo correcto para usted. No hay una única solución para una crisis. Algunas personas pueden encontrar consuelo en venir a trabajar todos los días. El trabajo a veces es un antídoto, un espacio donde puede olvidarse de lo que está sucediendo. Para otros, podría ser mejor tomarse una baja temporal. Cuando crea que no podrá dar lo que su trabajo requiere de usted, es mejor que se retire un tiempo para recargar las pilas.