No es extraño comenzar la relación con un compañero de trabajo con el pie izquierdo y que, a medida que pase el tiempo, las cosas no mejoren. La incapacidad para llevarse bien con otro directivo puede impedir el éxito. Hay algunas estrategias que pueden ayudar a enderezar la situación:
Reflexiona sobre la causa de la tensión y sobre cómo reaccionas a ella. El primer paso es tanto la aceptación como la reflexión. Recuerda: no te llevarás bien con todos, pero hay valor potencial en cada interacción con los demás. Puedes y debes aprender de casi todas las personas que conoces y la responsabilidad de hacer que eso suceda recae en ti, incluso si la relación no es fácil. Echa un vistazo honesto a lo que está causando el problema y qué papel desempeñas en su creación. Puede que tu respuesta a la situación sea la base del problema (y no olvides que sólo puedes controlar tu reacción).
Trabaja más duro para entender la perspectiva de la otra persona. Solemos escuchar para responder en lugar de para aprender. El objetivo de toda discusión no debe ser la victoria, sino el progreso. Pocas personas se levantan por la mañana con el objetivo de amargarte la vida. Tómate tu tiempo para pensar sobre el punto de vista de la otra persona, especialmente si esa persona es esencial para tu éxito. Pregúntate: “¿por qué actúa así?, ¿qué podría estar motivándole?, ¿cómo me ve?, ¿qué podría querer y necesitar de mí?”. Comprende que tu colega puede tener metas y motivaciones tan válidas como las tuyas y que no tienen por qué estar en conflicto.
Conviértete en un solucionador de problemas en lugar de en un crítico. Para trabajar mejor juntos, es importante pasar de una postura competitiva a una colaborativa. Una táctica es involucrar a la otra persona: “no siento que estemos trabajando juntos de la manera más efectiva, ¿qué piensas?, ¿tienes alguna idea de cómo podemos trabajar mejor?”. Si pides a la gente que muestre sus cartas y demuestras cierta vulnerabilidad en el proceso, revelarán alguna información.
Haz más preguntas. Según Mark Nevins, en situaciones tensas, muchos tratamos de imponer nuestro camino. Podríamos ser demasiado asertivos, lo que generalmente empeora la situación. En su lugar, intenta hacer preguntas abiertas y ten paciencia para escuchar de verdad.
Mejora a conciencia tu estilo interpersonal. Es fácil atribuir conflictos a la mala química, pero todos tenemos estilos diferentes y ser consciente de esas diferencias te puede ayudar. Un extrovertido intuitivo y un introvertido analítico pueden sentirse incómodos al interactuar entre sí, pero si identifican sus diferencias, pueden prosperar.
Pedir ayuda puede reiniciar una relación difícil porque muestra que valoras la inteligencia y la experiencia de la otra persona. Actúa mientras el cemento todavía esté húmedo y no permitas que la dinámica negativa endurezca la situación. Aumenta tu autoconciencia, adapta tu estilo y alcanza el objetivo. Es posible colaborar eficazmente con la gente que no te gusta, pero tienes que tomar la iniciativa.