Según Amnistía Internacional, mientras que 56 países siguen ejecutando a personas por delitos comunes, la prevalencia del castigo ha disminuido. Guinea y Mongolia abolieron la pena de muerte el año pasado, lo que hace que 106 países lo hayan hecho por ley; 36 más la han abandonado en la práctica. Estados Unidos se resistió a la tendencia, con un ligero aumento en 2017 (aunque los números siguen estando cerca de mínimos históricos): algunos estados, especialmente Arkansas, han reanudado las ejecuciones después de años en receso. Fuente: The Economist.