La producción de drogas se está disparando en Colombia. En las décadas de 1990 y 2000, el Estado utilizó aviones de fumigación para erradicar la coca, la materia prima de la cocaína. Pero en 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer detectó que el ingrediente activo en el aerosol era “probablemente cancerígeno para los humanos”, lo que llevó al Gobierno a detener los vuelos.
La producción de cocaína está concentrada en Sudamérica, especialmente en Colombia, Perú y Bolivia (los narcos colombianos desviaban producción a esos otros dos países cuando la lucha antidroga se tornaba muy hostil), y desde ahí se distribuye a mercados de elevado poder adquisitivo como Estados Unidos, Europa, el golfo Pérsico o Asia-Pacífico.
Durante décadas han existido tres centros de producción principales de opio en el mundo. El más importante es Afganistán. Desde antes de la invasión estadounidense en 2001, el país era uno de los mayores productores de adormidera (flor de la que se extrae el opio). En medio de la guerra, la producción se disparó convirtiéndose en el principal exportador de heroína del planeta. Desde allí salen rutas a Europa occidental, Rusia y la península arábiga. El segundo foco producción es el Triángulo Dorado, situado en la frontera entre Myanmar, Tailandia y Laos, de enorme porosidad y sobre el que ninguno de los países tiene capacidad efectiva para detener la producción. Este foco nutre de droga al sudeste asiático y a China. El último centro de la heroína se sitúa entre México y Colombia. Suponen la principal fuente de abastecimiento para el gran consumidor del continente: Estados Unidos.
Fuentes: Financial Times & El Orden Mundial.