Comprométete a ser una persona auténtica. Cuando tienes compromiso para ser genuino como líder, abrazas todas las partes de lo que eres: lo bueno, lo malo, lo débil, lo fuerte, las brechas y la grandeza. Estás comprometido a reconocer y aprovechar la suma de todas tus partes. Si puedes ser genuino, ganarás corazones y mentes.
Responsabilízate de tu vida. Comprométete a ser completamente responsable de tu salud, felicidad y éxito. Rehúsa culpar a los demás y no te inventes excusas por tus problemas. Reconoce siempre las cosas. Compórtate de forma responsable sobre lo que sea que hagas.
Comunícate de manera que transmitas lo que verdaderamente quieres decir. Las palabras que dices y la forma en que te comunicas siempre importan. Cada vez que dices algo, proporcionas una reflexión sobre quién eres, qué piensas y qué valoras. Asegúrate de que tu corazón y tu mente digan lo mismo.
Recuerda servir siempre a algo más grande que tú mismo. Las mayores recompensas vienen cuando lo das todo. Se trata de mejorar las vidas de los demás, formar parte de algo más grande que uno mismo y marcar una diferencia positiva. La gente quiere ser parte de algo más grande que ellos mismos. Quieren estar en una situación en la que sientan que están haciendo algo por el bien común.
Trabaja y esfuérzate por mejorar las cosas en tu ámbito de influencia. Los líderes inspiran a través de su capacidad para aceptar la responsabilidad antes de culpar y los mejores líderes sirven a la humanidad de manera que elevan a todos a su alrededor. La responsabilidad es la medida de la altitud de un líder.
Abraza la resiliencia: acepta tu nueva realidad, incluso si es menos buena que la que tenías antes. Aprende a no rechazar el fracaso como algo fatal, sino a enfrentarlo por completo con audacia y coraje. Cuando lo hagas, obtendrás la perspectiva de que nada está fuera de los límites y de que cada oportunidad es una plataforma para futuras experiencias de éxito, porque sólo aquéllos que se atreven a fracasar pueden conseguir grandes logros. Schwarzenegger solía decir: “La fuerza no viene de ganar. Tus luchas desarrollan tus puntos fuertes. Cuando atraviesas dificultades y decides no rendirte, eso es fortaleza”.
Invierte en ti mismo mientras inviertes en otros. Ningún líder se propone ser un líder. La gente se propone vivir sus vidas, expresándose plenamente. Cuando esa expresión tiene valor, se convierten en líderes. Por lo tanto, el punto no es convertirse en un líder, sino invertir en ti mismo como persona. Usa completamente todas tus habilidades, fortalezas, dones y talentos para hacer que tu visión se manifieste. Nunca debes contenerte en este proceso. Tienes que convertirte en la persona que debes ser y disfrutar el proceso de transformación. Los verdaderos líderes hacen un compromiso permanente con ellos mismos para invertir en su propio crecimiento como líderes y también en el crecimiento y capacitación de quienes los rodean.
No olvides que siempre hay libertad de elección. Es posible que no siempre puedas cambiar o elegir tu situación, pero siempre podrás elegir quién serás en cada momento. Elige el personaje y los valores que te lleven a abrazar tu grandeza.
Dedícate a tu vocación. Los líderes no nacen, se hacen. Y se hacen como cualquier otra cosa, a través del trabajo duro. Es el precio que tendremos que pagar para alcanzar la grandeza, porque no todos cumplen con su vocación. Pero cuando uno vive el trabajo como una vocación, disfruta más, le encuentra un sentido y cree que aporta positivamente a la vida de otros (aunque sea limpiando casas). Nos pasamos demasiado tiempo en el trabajo para vivirlo como una condena. Si sabes lo que es importante para ti y sabes que lo que haces es relevante, darás lo mejor de ti en lo que realices. Cumplir con tu vocación es aprovechar tu grandeza.