La capacidad de controlar tus emociones y mantener la calma bajo presión tiene relación directa con tu rendimiento en los negocios y en el trabajo. TalentSmart ha realizado investigaciones que concluyen que el 90% de los líderes con mejor desempeño son expertos en controlarse en momentos de estrés.
Hay un hermoso equilibrio entre la relajación y el estado de alerta. Precisamente, con un nivel moderado e intermedio de estrés es como se rinde de forma óptima. El estrés debe ser intermitente y no prolongado. Hay estrategias efectivas que emplean las personas inteligentes cuando se enfrentan a situaciones estresantes:
Tómate tiempo para contemplar aquello por lo que estás agradecido. Ello mejora tu estado de ánimo, ya que reduce la hormona del estrés (cortisol). La Universidad de California encontró que las personas que trabajaban diariamente para cultivar una actitud de gratitud experimentaban mejor energía y bienestar físico.
Evita preguntar «¿qué pasa si…?». Las cosas pueden ir por mil direcciones diferentes y cuanto más tiempo pases preocupándote por las posibilidades, menos tiempo estarás concentrado en tomar medidas que te calmen.
Los pensamientos positivos ayudan a hacer que el estrés sea intermitente al enfocar la atención en algo completamente libre de tensión. Tienes que ayudar un poco a tu cerebro errante seleccionando conscientemente algo positivo en que pensar. Cualquier pensamiento optimista servirá para reenfocar tu atención. Cuando las cosas van mal y tu mente está inundada de reflexiones negativas, esto puede ser un desafío. Debes tener algo positivo en mente listo para cambiar tu atención cuando los pensamientos se vuelvan pesimistas.
Desconectar ayuda a mantener el estrés bajo control. Cuando te pones a disposición de tu trabajo las 24 horas del día, te expones a un aluvión de factores estresantes. La tecnología permite una comunicación constante y la expectativa de que deberías estar disponible continuamente. Apagar el teléfono y salir a hacer deporte es muy útil.
La importancia de dormir para aumentar la inteligencia emocional y controlar el estrés es enorme. Cuando duermes, tu cerebro se recarga literalmente para que te despiertes alerta y despreocupado. Tu autocontrol, atención y memoria se reducen cuando no duermes lo suficiente. La privación del sueño aumenta los niveles de cortisol.
Un gran paso en el manejo del estrés consiste en detener el diálogo interno negativo. Cuanto más reflexionas sobre los pensamientos pesimistas, más poder les das. La mayoría de nuestros pensamientos negativos son sólo eso, pensamientos, no hechos. Una vez que te hayas tomado un momento para disminuir el ímpetu dañino de tus pensamientos, serás más racional y sensato para evaluar la veracidad de ellos.
Tus declaraciones no son ciertas cada vez que usas palabras como «nunca», «lo peor», «jamás», etc. Aumentan la frecuencia o gravedad percibida de un evento. Identificar y etiquetar tus pensamientos como pensamientos y separarlos de los hechos te ayudará a escapar del ciclo de negatividad y a avanzar hacia una nueva perspectiva positiva.
La preocupación se alimenta de nuestra propia percepción sesgada de los eventos. Es fácil pensar que los plazos poco realistas, los jefes implacables y los atascos de tráfico son las razones por las que estamos tan estresados. No puedes controlar tus circunstancias, pero sí cómo respondes a ellas. Antes de pasar demasiado tiempo pensando en algo, tómate un minuto para poner la situación en perspectiva. Busca pistas de que tu ansiedad puede no ser proporcional al factor estresante. Enumera las cosas específicas que realmente van mal. Lo más probable es que se te ocurran sólo algunas, no todo, y el alcance de estos aspectos perjudiciales se verá más limitado de lo que parecía.
Es tentador, pero completamente inefectivo, intentar abordar todo por ti mismo. Para estar tranquilo y ser productivo, debes reconocer tus debilidades y pedir ayuda cuando la necesites. La mayoría de las veces, otras personas pueden ver una solución que tú no puedes detectar porque no están tan involucrados emocionalmente en la situación. Pedir ayuda mitigará tu estrés y fortalecerá tus relaciones con las personas en las que confías.