Un inepto emocional no suele llegar a presidente.
Las personas con una inteligencia media superan el trabajo de aquéllas que son más inteligentes en el 70% de los casos. Esta anomalía demuestra que no basta la cultura o la agilidad mental para triunfar en la vida. Excepciones casi inexplicables hay, por ejemplo: Donald Trump. Según Alto Nivel, hay pautas para aplicar la inteligencia emocional:
1. Ser honesto con uno mismo: culpar a los demás no es más que una forma de esquivar el verdadero rol que cumplimos. Por el contrario, la capacidad de entablar un diálogo interno sincero, reconocer los errores, estar abierto al cambio, aprender y perdonarse conllevan una depuración de las emociones negativas.
2. Rodearse de personas de diferentes ámbitos: desde pequeños se nos han inculcado patrones de conducta que tienden a relacionarnos sólo con personas que comparten algún aspecto cultural en común. Esto lo único que logra es cerrar la mente a nuevas experiencias. Aceptar diferentes maneras de pensar, aun sin compartirlas, y poder generar vínculos con personas diferentes favorece la empatía, poder colocarse en el lugar del otro e incorporar en nosotros nuevas maneras de ver el mundo.
3. La persistencia, esa increíble cualidad: no triunfa quien tiene un gran día o talento, sino quien sigue intentándolo cuando varias puertas se han cerrado. La perseverancia es el trabajo duro que hacemos después de cansarnos del que ya hicimos. ¿Descansamos para perseverar?
4. La felicidad en el camino y no en la cima: dando el primer paso y estando en el camino que nos lleve a nuestros deseos se comienza a sentir felicidad de inmediato sin necesidad de grandes hazañas. Disfrute el presente y piense que en este momento se encuentra todo aquello que anda buscando.
1. Se estresa con facilidad: cuando se come sus sentimientos, se acumulan hasta generar tensión, estrés o ansiedad. Las emociones ignoradas dañan el cuerpo y la mente. La inteligencia emocional ayuda a identificar las situaciones que agobian y a enfrentarlas adecuadamente a tiempo.
2. Le cuesta ser asertivo: las personas con buena inteligencia emocional tienen un buen equilibrio de buenos modales, empatía y cordialidad, pero son capaces de establecer límites. Esta combinación es ideal para manejar los conflictos y neutralizar a las personas difíciles o tóxicas sin generar enemigos.
3. Tiene un vocabulario emocional limitado: todas las personas expresamos emociones, pero sólo un 36% es capaz de identificarlas con claridad mientras ocurren. Conviene prestar atención y practicar. A nadie le gusta que le digan “eres negativo”. Es más efectivo decir “te animo a enfocarlo con más optimismo”.
4. Asume cosas rápidamente y defiende sus posturas con vehemencia sucumbiendo a información vaga que apoye sus propias posturas e ignorando cualquier cosa que pueda llevarle la contraria. Las personas emocionalmente inteligentes moderan sus pensamientos porque saben que las reacciones iniciales se mueven por los sentimientos. Luego comunican su idea de manera eficaz considerando las opiniones de la audiencia.
5. Guarda rencores: las emociones negativas que vienen con los rencores son una respuesta al estrés. Sólo pensar en la ofensa que recibió hace que su cuerpo entre en “modo de supervivencia”. Cuando el peligro es inminente, esta reacción es esencial, pero cuando el peligro ya pasó, guardar ese estrés es dañino para el cuerpo y puede tener consecuencias devastadoras: presión alta y enfermedades del corazón. Soltar las cosas le hará sentir mejor.
6. No suelta sus errores: las personas emocionalmente inteligentes se alejan de sus errores, pero no los olvidan. Al mantenerlos a una distancia prudente pueden recordar las enseñanzas que dejaron para alcanzar el éxito, pero no dejan que los detengan. Saben manejar bien la delgada línea entre recordar y revivir. Usted gana o aprende, nunca pierde.
7. Se ofende con facilidad: si sabe muy bien quién es usted, es difícil que las cosas que otros digan o hagan le molesten. Las personas con salud emocional son seguras y de mente abierta. Incluso pueden burlarse de sí mismas porque saben muy bien cuál es el límite entre el humor y la degradación.
8. Culpa a otros por cómo le hacen sentir: las emociones vienen de dentro. Es muy tentador atribuir sus sentimientos a las acciones de otros. Nadie puede hacerle sentir algo que no quiera sentir. Pensar lo contrario sólo le frena.
Muy buen artículo. Gracias por compartirlo. ¿De dónde sale la afirmación de que en el 70% de los casos…?
Es el resultado de una investigación de TalentSmart.