Hace unas semanas, recomendábamos no romper el hielo preguntando “cómo estás”, ya que la persona que pregunta realmente no quiere saberlo y quien responde no dice la verdad. Otra respuesta automática aprendida socialmente y que verdaderamente está vacía de empatía es “estoy muy ocupado, no tengo tiempo”.
Cuando intentamos contactar con amigos o conocidos, ya sea por ocio o por negocio, en muchas ocasiones, no recibimos respuesta. Al insistir o encontrarnos con ellos, es frecuente escuchar “discúlpame, estoy superocupado, a ver si encuentro un hueco para vernos más adelante”. Todo el mundo está ocupado, así que lo que escuchamos en realidad es “no eres mi prioridad”. Como dice Brian Tracy: “Nadie está demasiado ocupado. Es sólo cuestión de prioridades”.
Según Gary Burnison, Harvard se propuso comprender cómo la forma en que rechazamos las invitaciones sociales o profesionales afecta a nuestras percepciones y comportamientos interpersonales. En un experimento, los participantes consideraron que una excusa de dinero es mucho más fiable que una excusa de tiempo o una ausencia de excusa, en parte porque creían que la persona contactada probablemente tenía menos control sobre la circunstancia que citaba como excusa.
Este estudio proporciona una valiosa información sobre cómo podemos ser protectores de nuestro tiempo sin hacer que otros cuestionen cuánto valoramos la relación. Cuando el dinero no es una excusa adecuada, es más eficaz declinar la invitación diciendo que “no tienes energía” en vez de que “no tienes tiempo”. La energía se percibe como una razón más honesta y menos controlable. Hay formas efectivas de decir “no” sin dañar tus relaciones:
– Di lo que estás haciendo. No recites una larga lista, concéntrate en tus mayores logros y en tus obligaciones futuras. El objetivo es lograr que una conversación potencialmente incómoda se transforme en agradable. Contar lo que has estado haciendo (incluso si no está relacionado con el trabajo) también permite a los demás conocerte mejor. A su vez, se invita a la otra persona a compartir, lo que puede ayudar a establecer conexión.
– Sé honesto, echa una mano. Incluso en el entorno laboral, mostrar honestidad completa puede aumentar tu simpatía. Dile a tu compañero exactamente cómo te sientes, pero mantén ciertos límites profesionales. La clave es demostrar que confías lo suficiente en esa persona para ser sincero y que te importa como para ofrecerle apoyo.
– Simplemente, di que sí. Seamos realistas: queremos ser queridos, aceptados y tener todo lo que los demás tienen. En otras palabras, queremos destacar y ganar. Pero no siempre se trata de nosotros. Cuando alguien te pide que participes en algo, quiere saber si lo consideras una inversión digna de tu tiempo. Y a veces, lo mejor que se puede hacer es decir que sí. Ser encasillado como alguien que se cree muy importante y que nunca está disponible sólo afectará a tu carrera.